Conducir con el depósito de combustible bajo mínimos es muy malo para el motor de tu coche. Además, si acabas tirado en el arcén por quedarte sin carburante, te pueden multar.
En esta época del año es normal que hagamos un mayor uso del coche por lo que también incrementaremos el consumo de combustible.Y ese mayor uso de nuestro vehículo puede provocar que alcancemos con más frecuencia de la deseada el nivel de reserva del depósito e, incluso, que nos arriesguemos a llevarlo al límite.
Evítalo. Primero por el estrés que produce el circular en las últimas y no cruzarnos con una gasolinera o la que nos encontramos está cerrada. Todo esto tiene consecuencias: vamos distraídos y hemos modificado la forma de conducir. Prestamos menos atención al tráfico y más a lo que nos dice el salpicadero. Vamos más despacio y a bajas revoluciones, por eso de ahorrar. Ya no nos adecuamos a las circunstancias del tráfico. Somos un peligro para los demás y para nosotros mismos.
Y segundo porque es malo para el motor. Para que te hagas una idea, el deposito de gasolina es como un gran vaso de agua. La bomba de combustible es la encargada de chupar el líquido y llevarlo hasta los inyectores que lo hacen pasar a los cilindros.
El proceso es muy parecido a beber con una pajita. Cuanto menos agua queda en el vaso, más fuerza hay que hacer. Eso sobrecarga la bomba que podría quemarse. Además, la gasolina y el gasóil tienen impurezas que se depositan por decantación en el fondo del depósito. Si removemos, esas impurezas podrían llegar a obstruir un inyector (o varios), una avería no precisamente barata.
Por regla general, los turismos tienen una reserva que permite circular entre 50 y 120 kilómetros, si bien esta va en función del tamaño del depósito, que suele ir en consonancia con el del coche. Esta autonomía está calculada para que tengamos tiempo suficiente para llegar a una gasolinera sin urgencias.
No obstante, lo más recomendable es circular siempre por encima de un cuarto de depósito, aunque el indicador de nivel será un buen aliado para ir gestionando esa autonomía. Esta medición es mucho más real que la que ofrece el ordenador de abordo, que lo que hace es realizar una estimación del carburante que nos queda en función del consumo puntual, la media del trayecto anterior, la velocidad que llevamos...
¿Y de verdad me pueden multar?
Sí. Aunque el Reglamento General de Circulación no sanciona la falta de combustible como tal, sí lo hace por las circunstancias que normalmente rodean a esta pequeña catástrofe: estacionar en un lugar indebido (casi inevitable) o realizar maniobras que pongan en riesgo al conductor o a otros usuarios de la vía.
Sobre la primera, el artículo 90 dice que “la parada o el estacionamiento de un vehículo en vías interurbanas deberá efectuarse siempre fuera de la calzada, en el lado derecho de ésta y dejando libre la parte transitable del arcén”. Hacer lo contrario, salvo en caso de avería o accidente, se traduce en una sanción de 200 € (sin pérdida de puntos). Y es que sin gasolina no se estaciona fácilmente donde uno quiere.
De hecho, cuando el depósito se vacía, el motor se para y desaparecen la asistencia a la dirección y los frenos, de modo que mientras el conductor logra detenerlo del todo (llevado a tirones por la inercia), el vehículo se convierte en un elemento sin excesivo control y capaz de motivar situaciones de riesgo. Entonces, por obra del artículo 3 del código, el automovilista puede ser multado por conducción negligente y la sanción también es de 200 euros.
Así que ya sabes. Llevar el coche en la reserva es malo para ti y para tu coche. Igual de malo que no someterlo a un mantenimiento periódico. Confía a tus Talleres de Confianza las operaciones de mantenimiento o reparación que requiera tu coche a lo largo de su vida útil. Los profesionales de los talleres de Asetra trabajamos desde siempre para ofrecerte el servicio honesto y de calidad que demandas.
